3 jul 2014

En Llamas


Para mi princesa, gatita, diosa, hada. Reina de mi mundo, dueña de mi almohada, para ti. En llamas.

Hoy más que nunca mereces que te escriba, antes o después de que el fuego se coma tus sentimientos grabados en papel y rotos por un idiota sin razonamiento.
Idiota que ahora besa tus pies encontrando indulgencia por su falta de inteligencia. No busco perdón ni comprensión, solo poder seguir escuchando en tu pecho los latidos de tu corazón.

Palpito que araña las entrañas
Órgano dañado por un ser amado
No hay disculpa suficiente para ese ser desconsolado
Por tu perdón besare todo sitio donde hayas pisado
No sabes cuánto te agradezco que permanezcas a mi lado.

Me alegraría saber que el tiempo abrazara todo remordimiento por la sangre derramada de las heridas abiertas. Pero en fantasía se queda hasta que luche y muestre que las canciones que para ti eran dedicadas y más tarde odiadas, vuelvan a entonar sueños de Gervacios y hadas.
Mientras escribo esto no puedo evitar evocar tu cuerpo en mi cama, con respiración acompasada  en ese trozo de mi recuerdo reposa ahí mi todo y mi nada, la mujer que amo y con la que espero despertar cada mañana.

Por no creer en esto decidí quedar mirándote tras la ventana
Creyendo poseerte rompí los cristales, curando mis heridas con falsas verdades.
No comprendo por qué ha todo lo que me demuestra amor verdadero tengo que clavar en su corazón un puñal certero.
Demonio maldito instalado dentro de mi fuero, que me hace hacer daño a lo que más quiero.

Pues sola y triste imagine mi vida creyendo que había perdido la partida.
Ahora y tarde me doy cuenta que tus caricias alimentan mi existencia, si me quedara sin ellas desgraciado de mi pues por mucha fuerza que ponga en mis huellas no sabría seguir hacia delante sin tu inteligencia.

Te pido una última oportunidad, un último beso interminable o hasta que los gatos hablen. Que me dejes darte una última caricia eterna que empiece en tu rostro y no termine en las piernas. Un último suspiro por lo que siempre has querido conmigo y nunca he cumplido. Déjame amarte hasta matar a Cupido y la muerte no me deje ser tan gilipollas como he sido contigo.

Te amo Zulay, quédate conmigo y seré tu amigo. Al menos hasta que te muerda el ombligo…

No hay comentarios:

Publicar un comentario